Gesticulando ampliamente, intentaba que los conductores advirtiesen que allí había una plaza libre. Luego, cuando empezaba la maniobra, sus movimientos e indicaciones se volvían más breves y pausados, como si no quisiera molestar al resto de transeúntes. Al abrirse la puerta del vehículo, siempre se separaba unos metros, tranquilo, en silencio, sin atosigar. Y nunca pedía propina: tal vez era ese el motivo de obtenerla casi siempre.
En la oficina lo conocíamos como el Gorrilla Funcionario, porque muchos de los empleados de la consejería confiábamos tanto en él, que en ocasiones le dejábamos las llaves del coche para que lo aparcase mejor cuando hubiese sitio en la calle y tiempo en su jornada. Algunos incluso aseguraban, no sin cierta razón, que su trabajo influía mucho en que la administración funcionase bien desde primera hora de la mañana.
Pero hacía ya unos días que no se le veía por la acera, con esa sonrisa que dejaba ver más encía que dentadura, saludando a todo el mundo educadamente. Por eso al mediodía preguntamos por él a otros aparcacoches de menor rango.
–¿Quién, el Subvencionado? –respondió uno de sus compañeros de profesión, entre vaharadas de vino.
El apodo de Funcionario lo conocíamos, pero lo de Subvencionado, ¿a cuento de qué? Tuvimos que apartarnos unos metros para aguantar el olor de la respuesta:
–Porque en los ratos de descanso y cháchara siempre nos contaba que él había sido uno de los tres que en los años ochenta habían atracado a Joaquín Sabina.
–¿Cómo?
–Pues eso, ¿no sabes? Decía que era suya la frase: “subvenciónanos un pico, y no te hagas el valiente, que me pongo muy nervioso, si me enfado” –intentó imitar la melodía, pero con poco éxito–. Una trola como una catedral, pero no le queríamos quitar la ilusión al chaval.
Desde luego, la historia parecía pura fantasía: una de esas mentiras a todas luces que contamos a sabiendas para sentirnos importantes. Pero, ¿quién sabe? Por su conducta y actitud diaria, tranquilamente podría haber sido el protagonista de un pacto entre caballeros.
Redactado para la convocatoria de septiembre (picos), de Divagacionistas.
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